La realidad de la sociedad va cambiando muy rápido, hemos pasado de una época a otra, sin siquiera haber pasado un cambio generacional. De la sociedad industrial, a la de la información, del conocimiento y ahora a la sociedad del aprendizaje. Donde no basta aprender algo, sino es necesario desaprender algo y reaprender. Y así cuantas veces sea necesario.
Esto ha sido posible gracias a los ámbitos virtuales, que se han incorporado a la humanidad. No podría esperar que con la educación fuera diferente. Actualmente todo el conocimiento de la humanidad se encuentra al alcance de una computadora conectada a la red de redes, el Internet. Esto ha modificado la forma de aprendizaje (debía adaptarse), ahora los estudiantes son los protagonistas del cambio, son los responsables de su conocimiento.
La vida actual exige que en los individuos un aprendizaje autónomo, pero a la vez colaborativo. Y aunque la figura de docente no desaparece, cambia dramáticamente su participación en el proceso. Debido a que no depende el alumno de su existencia para acceder al conocimiento, ahora el docente es un guía, un facilitador en el proceso.
Actualmente el proceso educativo se debe enfocar más en el proceso de aprendizaje que en la enseñanza, incorporando actividades que estimulen la autogestión y la colaboración. Las etapas por las que ha pasado el aprendizaje abierto inicio por la enseñanza por correspondencia, después por la enseñanza multimedia, telemática y actualmente está en la colaborativa basada en Internet.
Y aunque es tiene libertades en cuanto los horarios y ubicación geográfica, tiene aún la restricción de los tiempos de entrega. Por lo que se debe ser muy disciplinado y ordenado para cumplir con los mismos, sin procrastinar actividades. El alumno debe usar su amplio margen de libertad y autonomía, tomando buenas decisiones respecto a su aprendizaje y desempeño.
Hay aspectos básicos para poder tener un buen desempeño en esta modalidad, el primero es poder identificar, controlar y manejar nuestras emociones y reconocer cómo reaccionamos para adaptarnos a lo que ocurre a nuestro alrededor. Poder comprender y responder con empatía y saber tratar a los demás, influyendo positivamente. El reto es grande, es poder dejar de ser un analfabeta. La educación en línea n tiene que pensarse como algo fácil o difícil.
Si te encuentras del otro lado de la educación en línea, es decir, del lado del docente, hay varios puntos que se deben de conocer, el primero es no dar procesada la información al alumno y ayudarlo a que sea claro en sus preguntas y dudas. Si no entiende un tema, ¿Qué parte del tema en particular no entiende? Tiene que delegar la responsabilidad de aprendizaje al alumno, a fin de que pueda desarrollar una capacidad de análisis y criterio propio. Debe orientar a que desarrolle competencias para ser gestor de su aprendizaje.
Por otra parte, el docente debe ser proactivo cuando ve inactividad de su grupo, que puede deberse a dos circunstancias. La primera es a que están procrastinando debido a cuestiones de tiempo o desinterés, y la segunda es debido a que el alumno no entiende las instrucciones. Cualquiera que fuere la razón debe de intentar obtener respuesta al respecto. Y si te toca esta situación como alumno, debes de preguntar y no dejar pasar el tiempo.
Cuando existen disputas o enfados, debe fungir como mediador y pacifista. Recordando a los involucrados que el lenguaje escrito puede ser mal interpretado (como cualquier otra forma de comunicación) por la perspectiva del receptor. Y de nueva cuenta, si te toca este punto desde el punto de vista del alumno o del ofendido recuerda no tomarte las cosas personales.
Es importante dejar de lado los mitos sobre la educación en línea, y entrar a esta nueva era sin miedos a aprender, o a olvidar lo aprendido para aprender lo nuevo. “El verdadero aprendizaje no se basa en consumir ideas o información, sino en apropiarnos del conocimiento.”
“Todo hombre que conozco es superior a mí en algún sentido.
En ese sentido, aprendo de él.” Emerson
*Aunque hay ocasiones en que no encuentro «ese sentido». Elijo creer que lo hay.