Chihuahua

Hace una semana que adopte a un perrito, estaba con K buscando la casa de N, andábamos perdidos entre tanta calle que se torcía como enredadera y entonces lo vi (le pedí a K que se detuviera) estaba afuera de una casa, era muy pequeño y me pareció tan indefenso, le pregunte a una señora que barría su banqueta sobre el dueño del «chihuahua», me dijo que al parecer no tenia dueño y que ella lo alimentaba cada vez que podía hacerlo  (al parecer no podía hacerlo muy seguido ya que el perro estaba prácticamente en los huesos).

Baje del vehículo y le hable, pobre perro si supiera lo que le esperaba jamas me hubiera hecho caso, tenia algo de sarna (o inicios de sarna) y estaba muy débil, lo tome y lo traje conmigo a casa (cabe mencionar que la señora que decía darle de comer de vez en cuando, dijo que si tenia dueño no se lo merecían). El perro tenia algo cautivante aun con el secreto que guardaba en su cuerpo.

Al llegar a casa lo primero que hice fue servirle un gran plato de croquetas (claro que para su tamaño cualquier plato era un gran plato), note que no podía comerlas asi que le humedecí unas con leche, comió al principio pero lleno rápidamente… la parte extraña me pareció cuando rechazo una pieza de pollo, es el primer perro qeu veo lo hace. Lo coloque en una parte de la casa, separado de mis otros dos perros ya que no quería juntarlos hasta que  el veterinario lo hubiese  revisado, bañado, desapreciado y acicalado (de la misma manera que cuando llegaron por primera vez los otros).

Mi hermana, en cuanto lo vio, noto algo extraño en Chihuahua (así lo nombre ya que al principio pensé que lo era). Era un extraño tick que tenia, una contracción muscular involuntaria… a causa de su enfermedad, ese era el secreto que tenia cuando lo traje a casa, era moquillo … en la etapa que no es curable… o en la etapa que es realmente costoso el recuperarlo. Me di cuanto cuando lo bañe y mas que contracción eran convulsiones… yo esperaba qeu se recuperara y que viviera aun con secuelas, pero  el  día que fue decisivo fue cuando llegue y lo encontré echado sobre el tapete que le había puesto en su zona de cuarentena, como todos los demás días ya que estaba débil… pero no fue eso lo que me altero.. fue el ver que las hormigas se lo estaban comiendo vivo y el no hacia nada por evitarlo, no quería llegar un día y ver que habían comido mas aya de lo que podría soportar ver, lo lleve para que atendieran la herida que tenia, y un chequeo… El veterinario lo vio, lo atendió y después me dijo que ya había alcanzado su sistema nervioso… y vino lo inevitable, el despedirse… había que dormirlo.

No podía mandarlo a la calle de nuevo, podría infectar otros perros, no podía regresarlo a casa podría infectar a los míos… tampoco podía esperar que se recuperara en esa etapa ya que seguramente moriría de una manera poco agradable en casa… se supone era la decisión correcta… pero me siento/sentí tan mal por ser yo quien decidiera el momento en que se tenia que ir. Me miraba con sus ojitos y con su nariz llena de moco. Primero le pusieron un tranquilizante y me quede con el hasta que estuvo completamente recostado, hasta que me dijeron que era el momento… Se lo llevaron a la plancha y le dieron la ultima inyección… no lloro, no quedo con expresión de dolor… pero nadie ha regresado de la inyección letal para decirnos que no duele. Desde que sabia que tenia que hacerse, se me nublaron los ojos como hace mucho tiempo no lo estaban, y llore… descubrí que aun tengo un corazón de pollo.

Al final me pregunte si hubiera sido mejor dejarlo donde lo vi, o dejarlo en casa en su cuarentena hasta el desenlace… o simplemente no hacer nada. Pero en todo momento desde que salí de la casa con el, tenia ese presentimiento. Al  llegar a casa me encerré en mi cuarto, ore un poco (muy poco) y no escribí hasta hoy por que aun no lo había digerido. Al menos la eutanasia en un humano puede ser pedida por el mismo…