Mientras leía el evangelio de Juan, en el capitulo me asombra pensar Jesús se detuvo en el pozo, donde aquella mujer se acercaría. Es decir, uno creo que son casualidades pero para Él no. Y así como vio a Natanael… “pude verte debajo de la higuera antes de que Felipe te encontrara” del mismo modo la vio aún antes de siquiera pensar en ir a sacar agua.
Yo soy, esa mujer samaritana, somos soy cada uno de los personajes en la biblia, Moises tomando el crédito por cosas que no me pertenece, David cayendo en la tentación y también adorando con todo lo que era, el pueblo de Israel que a pesar de ver, experimentar y vivir padece de mala memoria… En algún momento de la vida he sido cada uno. Por eso es personal.
Saber que el encuentro conmigo de parte de Él es premeditado, que Él es quién acomodo todo para llegar a ese momento… donde mira con amor y confronta “ve y trae a tu esposo», siempre es justo donde no queremos nos toquen.
Es en ese momento cuando tambalea el corazón, donde se tiene que tomar una decisión: si me entristeceré como el joven rico, o como esa mujer. No se le puede seguir, y seguir mirando para atrás.
Me asombra la certeza con la que describe la conducta humana, mi conducta. Él siendo quien es, se ha tomado el tiempo de tener un encuentro personal conmigo. Y contigo también, también te esta buscando.