Las palabras son muy importantes para nosotros los seres humanos, las que decimos a otros o las que nos decimos a nosotros mismos. Decir las palabras correctas nos ayuda para alcanzar nuestros sueños y ser vencedores.
LO QUE DECIMOS AFECTA NUESTRAS MENTES
Lo que decimos tiene la peculiaridad de convertirse en un hecho, el sabio Salomón conocía el poder de las palabras, escribió «Del fruto de la boca del hombre se llenara su vientre; se saciará del producto de sus labios» (Proverbios 18:20). Lo que Salomón esta diciendo es que las palabras correctas o incorrectas satisfacen a las personas, pero va un poco mas allá de eso al decir en el siguiente versículo «La muerte y la vida están en poder de la lengua y el que la ama comerá de sus frutos» en traducciones contemporáneas dice «La lengua puede traer vida o muerte; los que hablan mucho cosecharán las consecuencias.»
Las palabras mas devastadoras no son aquellas que las personas nos dicen, sino aquellas que nosotros nos decimos a nosotros mismos. Podemos sobrevivir cuando alguien nos dice cosas negativas, pero cuando nosotros nos decimos cosas negativas es muy dificil superarlo. Palabras en comentarios como «tengo muy mala memoria», «no soy bueno para esto», «soy muy malo para aquello», «nunca voy a hacer algo de mi vida» entre tantos otros ejemplos que puedo mencionar y tantos mas que se te vienen a la mente. Al tener estas palabras y por consecuencia esos pensamientos nos estamos boicoteando cualquier esfuerzo por avanzar.
«Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.» (Romanos 10:17) Esto quiere decir que cuando nuestros oídos escuchan la palabra de Dios provocan en nosotros fe. Debemos hablar de manera que honremos el maravilloso trabajo que Dios hizo cuando nos cre´. Cada vez que decimos «no puedo», realmente estamos diciendo: «Dios hiciste mal trabajo cuando me creaste, soy un desastre». Tenemos que rempazar las frases: «no puedo» y «no soy», con las palabras de David quien dijo: «Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien.» (Salmos 139:13-14).
Seria saludable que hiciéramos esta declaración con mas frecuencia. Pero no debemos de irnos al extremo diciendo «Soy el más grande de todos, soy el mejor de todos», pero si es necesario que reconozcamos la maravillosa obra que Dios hizo en nosotros cuando nos creó.
LO QUE DECIMOS AFECTA A AQUELLOS QUE ESTÁN A NUESTRO ALREDEDOR
No sólo nuestras palabras afectan lo que hacemos y logramos, pero lo que decimos tiene un poderoso efecto en otros. La lengua de una persona puede influenciar a otros en maneras asombrosas. Aquellos que son padres de familia deben entender que sus palabras levantarán o destruirán a sus hijos. A muchos de mis alumnos, cuando son traídos por sus padres a clases, al ser presentados agregan frases como «para que le quites lo tonto», » a ver sí así aprende». Los niños se convierten en lo que constantemente sus padres les profetizan. El apóstol Pablo en su carta a los efesios nos da la siguiente instrucción «Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.» Efesios 4:29. Algunos padres piensan que sus hijos raramente hacen lo que les dicen, pero irónicamente cuando los padres ponen pensamientos negativos en sus hijos, por lo general terminan haciendo exactamente eso.
LO QUE DECIMOS NOS AFECTA ESPIRITUALMENTE
Números nos cuenta la historia del pueblo de Israel en el desierto y cómo empezaron a quejarse. Cuando murmuraban decían: «¡Ojalá muriéramos en la tierra de Egipto; o en este desierto ojalá muriéramos!»
En Números 14:2 Dios respondido a Israel de la siguiente manera: «Diles: Vivo yo, dice Jehová, que según habéis hablado a mis oídos, así haré yo con vosotros.»
El pasaje parece indicar que las palabras que decimos pueden convertirse en oraciones a Dios. Debemos tener cuidad con lo que decimos. Dios puede contestarlo como si fuera una oración. Lo que decimos tiene un poderoso efecto espiritual en nosotros, a tal grado que, lo que decimos determina nuestro destino eterno.
¿Qué hubiera sucedido si el pueblo de Israel hubiera dicho como Caleb: «Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos.»? Ellos murieron porque dijeron que iban a morir. ¿Conoce a alguien que siempre decía que se enfermaría de cáncer o alguna otra enfermedad y le sucedió? Los hipocondríacos son personas que sin tener una enfermedad se la provocan a si mismos porque ellos llenos de temor confiesan que se enfermarán. Repito: Lo que decimos tiene un poderoso efecto espiritual en nosotros, a tal grado que, lo que decimos determina nuestro destino eterno.
«Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación«. Romanos 10:9-10.
Si las palabras tienen un efecto tan poderoso en nosotros, digamos palabras correctas. Seamos positivos en la forma de hablar, confesemos palabras para edificar, recordando que nuestras palabras se pueden convertir en oraciones.
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Estudio Para grupos de crecimiento no. 689,
Célula de Castillo del Rey brisas.
Editado y ampliado por Jesús García.