Termina el día.

Termina el ciclo y uno hace una breve reseña de lo ocurrido en la jornada. Las clases, las materias, los compañeros, los amigos, los del equipo, y la escuela… Es por el clima, lo nublado, o lo frío, que en estos anocheceres de tranquilidad uno se pone filosofo. ¿Que orden tienen las prioridades en mi vida? ¿Es realmente mi vida Cristo-céntrica?.

Tan solo puedo decir que me vinieron a la mente versículos, que me despejaron dudas en cuanto a estas preguntas, sobre lo que se debe y no debe hacer. Desde tiempos inmemorables se nos dice la regla para ordenar nuestras prioridades «Ama a tu Dios con todo lo que piensas, con todo lo que eres y con todo lo que vales» Deut 6.5 TLA Y nos lo recuerdan en el NT, «Él es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia. Él es el principio, el primogénito de la resurrección, para ser en todo el primero» Col 1.18

Es una buena idea de vez en cuando detener el tiempo un momento y pensar en estas cosas, examinar las prioridades analizar las cosas que hacemos y las cosas que no hacemos. Las prioridades pueden ser buenas, aunque no siempre estar en el orden correcto. Encontré lo que de verdad vale la pena procurar en esta vida.

«Asi dice el SEÑOR:
-«Que no se gloríe el sabio de su sabiduría, ni el poderoso de su poder, ni el rico de su riqueza. Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe de conocerme y de comprender que yo soy el SEÑOR, que actúo en la tierra con amor, con derecho y justicia, pues es lo que a mi me agrada-
Afirma el SEÑOR» Jer 9.23-24

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