El viernes pasado uno de los grupos decidió que era buena idea no presentarse a la materia. Falta colectiva, sin avisar. Es la primera ves que me ocurre, de octavo cuatrimestre, pero eso no fue la parte interesante.
Al principio no sabía qué hacer con el tiempo que tenia libre, y estuve al pendiente por si llegaban, al menos los primeros minutos de la primera de dos sesiones, de 50 minutos, en las que se supone debíamos estar en el aula.
Tome la bicicleta, en la que me voy a la universidad, y empecé a caminar en los pasillos del edificio, pues quizá los encontraría en alguna otra actividad. Cuando me entere que de plano, no llegarían. Me subí a la bici y me puse a pasear en toda la universidad.
Al principio con un poco de temor de que alguno de los guardias me detuviera abruptamente (no sé si esta permitido o no, pero nunca he visto nadie hacerlo). ¿Ya mencione que soy catedrático en la universidad?.
Hace tiempo que no disfrutaba tanto él andar en bici, no tenia ni ruta ni destino, empece por los corredores principales, los que conectan los diferentes edificios, estos tienen arboles a los costados. Evitando el contacto visual con los de seguridad, al asegurarme no estaba a la vista jugué a pedalear en zig zag entre los arboles (que adornan los largos corredores). Bajar y subir las rampas, usar los espacios del auditorio al aire libre, bajar escaleras (y subir, aunque en eso no me fue tan bien).
En algún punto durante el recorrido entre al edificio, donde están las oficinas, a dejar mi mochila (había olvidado le traía puesta). Después de dejarla note la diferencia, ademas de poder encender la app Biko, y empece a tomar el circuito vehicular que cruza medio perímetro en la universidad, la pista que usan para unas competencias. Las realizan una ves al año, donde los alumnos diseñan vehículos impulsados por humanos, de al menos tres llantas y dos pasajeros, note lo interesante que debe ser manejar uno de esos vehículos. También entendí porque algunas veces se les quedan en el camino. También me aventure a pasar por áreas no designadas como pasillos, corredores o veredas. Es decir, inaugurar rutas (breves). Al finalizar, ya tenia la confianza de cruzar por dentro de los edificios, e incluso frente a los de seguridad. Seguro quedo registro en las cámaras, porque alumnos no había (tantos).
Lo más agradable del recorrido fue liberar la mente de cualquier otro pensamiento, que para estas fechas de cambios necesarios, son algunos los que revolotean en mi mente. El estar enfocado en el presente, da una paz y tranquilidad increíble. Atención plena, como le dicen en mi segunda alma máter, o darse de pleno un golpe.

Al terminar el recorrido, reviví lo mucho que disfruto pasear. Recordé como hace trece años en fundidora (un parque en Monterrey) me divertía, ó hace no tantos, en el mismo parque pero con patines, me caía.
Volveré a hacerlo, no lo de caerme (o tal vez también), me refiero a ese camino de disfrutar y alegrarme. Ya ha ocurrió, esta empezando y volverá a pasar. Y pasearé en bicicleta «… pero no para ti…» (con la estructura usada en el poema «el futuro» de Cortazar).
Ahora entiendo por qué le gustan las bicicletas y el tatuaje ☺
n_n exactamente, ¿qué tan a mi pasado viajaste?