Que todo mi ser espere en silencio delante de Dios,
porque en él está mi esperanza.
Solo él es mi roca y mi salvación,
mi fortaleza donde no seré sacudido.
Mi victoria y mi honor provienen solamente de Dios;
él es mi refugio, una roca donde ningún enemigo puede alcanzarme.
Oh pueblo mío, confía en Dios en todo momento;
dile lo que hay en tu corazón,
porque él es nuestro refugio.
Salmos 62:5-8 NTV