Asombroso el poder de nuestra mente, que puede traer a voluntad pensamientos (si se controla) o puede desbocarse y seguir sin control hilos de pensamientos destructivos, me parece solo lo hace hacia lo destructivo. Lo irónico es que sin importar si los pensamientos rumiados sean ciertos o no, el meditar en ellos (pensar constantemente) tiene el poder de volverlos reales, o al menos terminare por considerarlos reales, y por ende se actúa en torno a dicha realidad. Si tu te crees algo, actuaras de acuerdo a lo que crees.
Resulta angustioso sentir que no sé esta pensando bien, que no se puede hacer nada al respecto y estar paralizado cuando se aceleran los pensamientos a donde no quieres se dirijan. ¿Qué se puede hacer cuando me doy cuenta que mis pensamientos no son los que quiero? ¿Cómo detengo esa avalancha abrumadora? Recordando, teniendo el rol activo de recordar.
No obstante, aún me atrevo a tener esperanza cuando recuerdo lo siguiente:
¡El fiel amor del Señor nunca se acaba.
Lamentaciones 3:21-22 (NTV)
Sus misericordias jamás terminan.
Pero después me acuerdo de todo lo que has hecho, oh Señor;
Salmos 77:11-12 (NTV)
recuerdo tus obras maravillosas de tiempos pasados.
Siempre están en mis pensamientos;
no puedo dejar de pensar en tus obras poderosas.
Tenemos que traer al corazón, recordar, verdades que debemos tener presentes. Tenemos que hablar a nuestra mente, tenemos que traer a nuestro corazón la conciencia de algo más grande que nuestro problema. Tenemos que recordarnos el panorama completo, y evitar enfocarnos solo en el conflicto.
Aun así, me atreví a escribirles sobre algunos de estos temas porque sé que lo único que necesitan es recordarlos. Pues, por la gracia de Dios
Romanos 15:15 (NTV)
Y es justo que deba seguir recordándoselas mientras viva.
2 Pedro 1:13 (NTV)
¿Qué necesito recordarme cuando estoy pasando por esos momentos? Es importante empezar por traer a nuestra memoria primero, las herramientas y promesas qué tenemos. Y en su debido tiempo, si se da la ocasión, ayudar a otros a recordar.