Aguijón

Últimamente me han dado dolores en el pecho, me preocupa (un poco) que sea el corazón. También pienso que si lo es y esto se termina, no sería tan malo.

No es que lo deseé, simplemente no le tengo miedo y no veo como le pudiera evitar, más allá de lo que ya estoy haciendo (ejercicio, alimentación, cuidados).

Son como calambres, pequeños, a veces duran más a veces poco. Lo que sí han cambiado mucho es en la forma que veo los días, el esfuerzo que pongo en las cosas, la forma en que me cuido y quiero a los míos (amiges y familia). La manera en que dejo ir, las muestras de cariño sin temor a que se espanten (a veces se espantan). La forma en que me acerco a Dios, no por el después, sino por el ahora.

Por otra parte, de haber sido más inteligente, no hubiera tenido que sentir estos eventos para sensibilizarme. Ya estamos aquí, es lo importante, si eso es solo pasajero y se quita con lo que he estado haciendo, escribo para no olvidar el cambio que hizo en mi esté aguijón en la carne.

Helada.

La helada mató al árbol de toronjas, frente a la casa. Lo tuvieron que cortar, no es lo que querían, pues ya tenía mucho tiempo. Había llegado a dar sombra, refugio a las aves, y toronjas ricas ¿las recuerdas? Mientras veía eso, recordé este Haiku;

いましわが伐る 木の静けさを 仰ぎたり
ima shi waga kiru, ki no shizukesa o, aogitari.

Mientras lo corto
Veo que el árbol tiene
Serenidad.

Matsuo Bashô (1644-1694)

El árbol creció durante años, pero en una sola helada todo terminó. No había tenido tanto sentido como hasta el día de hoy que vuelvo a recordarlo. ¿Que significa un tiempo de incomunicación? Aquí, en la casa, tengo los restos de la helada, hay mucha leña de ese árbol.

El futuro

Y sé muy bien que no estarás.
No estarás en la calle, en el murmullo que brota de noche
de los postes de alumbrado, ni en el gesto
de elegir el menú, ni en la sonrisa
que alivia los completos de los subtes,
ni en los libros prestados ni en el hasta mañana.

No estarás en mis sueños,
en el destino original de mis palabras,
ni en una cifra telefónica estarás
o en el color de un par de guantes o una blusa.

Me enojaré amor mío, sin que sea por ti,
y compraré bombones pero no para ti,
me pararé en la esquina a la que no vendrás,
y diré las palabras que se dicen
y comeré las cosas que se comen
y soñaré las cosas que se sueñan
y sé muy bien que no estarás,
ni aquí adentro, la cárcel donde aún te retengo,
ni allí fuera, este río de calles y de puentes.

No estarás para nada, no serás ni recuerdo,
y cuando piense en ti pensaré un pensamiento
que oscuramente trata de acordarse de ti.

Julio Cortázar

Al final.

Es mejor de lo que parece, una bolsa de plástico y un tanque de casi aire (solo uno de sus elementos), un respirador artificial con propósito invertido.

Ni siquiera estoy despeinado. Listo y preparado con lo mejor de mis trapos. Espero no olvidar nada. Es importante pues eso arruinaría la dignidad/solemnidad del evento, en esa última contracción involuntaria. Y nada de andar haciendo desorden.

Han sido geniales estos días, “salir a rumbear sin pensar en la cuenta” canta Juanes, una burbuja de irrealidad antes de dormir y ser magnánimo conmigo mismo, al menos por ahora, dejar de preocuparte/preocuparme ¿será la versión moderna del ultimo cigarrillo?

En este patíbulo de autoservicio, quien ordena descarguen los fusiles es uno. Pero antes de dormir (para terminar bien el día que amenaza con ser el último) ir al cine, comer aquí, salir allá, leer otra novela, enviar un mensaje, aprender otra ciencia, distraerse. No pensar, pensando, de eso se trata al final.

¡Ser, o no ser, es la cuestión!

¿Qué debe

más dignamente optar el alma noble

entre sufrir de la fortuna impía

el porfiador rigor, o rebelarse

contra un mar de desdichas, y afrontándolo

desaparecer con ellas?

Morir, dormir, no despertar más nunca,

poder decir todo acabó; en un sueño

sepultar para siempre los dolores

del corazón, los mil y mil quebrantos

que heredó nuestra carne, ¡quién no ansiara

concluir así!

¡Morir…

quedar dormidos…

Dormir…

tal vez soñar!

¡Ay! allí hay algo

que detiene al mejor. Cuando del mundo

no percibamos ni un rumor, ¡qué sueños

vendrán en ese sueño de la muerte!

Eso es, eso es lo que hace el infortunio

planta de larga vida. ¿Quién querría

sufrir del tiempo el implacable azote,

del fuerte la injusticia, del soberbio

el áspero desdén, las amarguras

del amor despreciado, las demoras

de la ley, del empleado la insolencia,

la hostilidad que los mezquinos juran

al mérito pacífico, pudiendo

de tanto mal librarse él mismo, alzando

una punta de acero? ¿quién querría

seguir cargando en la cansada vida

su fardo abrumador?…

Pero hay espanto

¡allá del otro lado de la tumba!

La muerte, aquel país que todavía

está por descubrirse,

país de cuya lóbrega frontera

ningún viajero regresó, perturba

la voluntad, y a todos nos decide

a soportar los males que sabemos

más bien que ir a buscar lo que ignoramos.

Así, ¡oh conciencia!, de nosotros todos

haces unos cobardes, y la ardiente

resolución original decae

al pálido mirar del pensamiento.

Así también enérgicas empresas,

de trascendencia inmensa, a esa mirada

torcieron rumbo, y sin acción murieron.

(El soliloquió de Hamlet, de William Shakespeare)

Una carta escrita a mano, o un correo con envió programado. Indicación/petición de ser destruida, contiene la versión oficial a ser contada (o qué se pide sea contada). Algo muy simple, un “llegue y así estaba”. Y es así, casi por completo cierto.

No necesitara sostenerse durante mucho tiempo, solo el necesario. Las disculpas por no haber respirado en otro lado, una lástima tener que bajar todo esto por las escaleras. Será mas practico tras la puerta en la entrada.

Ultimas indicaciones/sugerencias, evidentemente no se encuentra ya uno en posición de exigir algo. Retira esto, desaparece aquello, cierra mis ojos de estar abiertos, este sobre es para fulano y este para mengana… Y más detalles/instrucciones/sugerencias, por el estilo, en ese sobre. Fue/será breve e indoloro (o de menos no perceptible/detectable).

Lo difícil es encontrar el momento adecuado, muy poco el tiempo necesario (una vez inicia el respirador) uno a tres minutos, quizá cuatro. ¿Importa realmente? pero es la preparación previa, la rumia de pensamientos. Como cocinero que tarda más el preparado que el degustado.

¡Ay! ¡Que molesta me resulta la consciencia! La esperanza, la esperanza… El único sentimiento que no nos pertenece, es la vida misma aferrándose, resistiéndose (parafraseando alguna parte de Rayuela) y postergando este asunto… A tal vez mañana.

¿Qué debe más dignamente optar el alma?


Ejercicio: ¿Cual sería la ultima entrada? En caso de que se pudiera decidir que lo fuera.

La ridícula idea de no volver a verte

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Cuando empezáis a leer piensas se tratará de algo, entonces te das cuenta es algo aún mejor. No haré spoilers, por ahora, solo diré que tienes que leerlo.

 

 

 

No continúes leyendo, hazlo solo si deseas arruinar la sorpresa.

 

 

 

 

 

 

En serio, última advertencia. ⚠

 

 

 

 

 

 

Intentaré no hacer tantos spoilers.

El libro te invita por el simple título, empecé a leer creyendo sería algo más cursi/romántico. Yo paso por etapas donde, aire de valor al aceptarlo, soy mas sensible a esos temas.

Bien lo dice el dicho que decía mi abuela, algo sobre decir y beber agua.

Sin embargo trata el tema de la muerte, la ridícula idea de no volver a ver a alguien pero no por un desamor y el posterior déficit emocional, sino por un indeseado evento. La muerte.

Rosa Montero teniendo acceso a la cartas que un personaje importante (una científica) le escribe a su esposo (otro científico) durante su periodo de luto.  Es decir de forma póstuma.

Realiza una excelente investigación, intercala la historia con fragmentos de su propia historia (la muerte reciente de su esposo) te muestra el contexto histórico, de ambas tramas.

Se podría decir que es una biografía enfocada en lo que otros biógrafos no consideraron importante.

Te atrapa en el momento en que puedes ver lo ridículo de querer leer un libro por que te atrajo (me atrajo) ese título, por amor/desamor/romanticismo. O solo por la portada.

Son triviales la mayoría de los problemas que tenemos. Aunque nos parezcan tan infranqueables.

Bueno, aun te falta descubrir de que científicos hablo, como ocurrió el evento, como fue posible se conocieran,  como cambio su vida a la humanidad. Y como sobrevivió a eso (si puede ser llamado de ese modo). Contemporánea, conocida y respetada por Einstein (lo cual no es cualquier cosa).

Tienes que leerlo.